La meditación como una práctica de cultivo espiritual
¿Recuerdas tu proceso en el embarazo, las ecografías, recuerdas la manera acelerada, perfecta y maravillosa en la que esa semillita se iba nutriendo de tí para crecer?.
¿Has visto cómo crece una flor?, ¿has reflexionado cómo germina la vida de un árbol?. En la naturaleza todo crece de adentro para afuera, hay una fuerza intrínseca natural, que lo sostiene y lo resuelve todo.
Lo menciono con la intención de establecer un paralelo que me permita explicar la importancia de nuestro conocimiento interno, entendiendo que todo tiene una raíz y que esa raíz está dentro de ti, no fuera de ti.
En parte, creo que primero nos enseñaron a vernos en el exterior, de alguna manera nos enseñaron que el valor que nosotros tenemos nos lo da el otro, que la validación es recibida desde afuera y no desde adentro.
De igual manera ocurre con el amor, pensamos que el amor solo se recibe de afuera y no que se cultiva desde adentro. Pensamos en muchas ocasiones que no somos dignxs de él o que para recibirlo debemos “Cumplir con ciertos requisitos” que finalmente nos lleven a recibir su conquista.
Entre las tantas cosas que nos enseñan, jamás nos hablan de la importancia de conocernos a nosotros mismos, lugar en el cual está sembrado el valor, el amor, la libertad, por el simple hecho de nacer, así como ocurre con la flor, el árbol o el bebé.
Tenemos un cuerpo, una mente y un alma, la mente es como un radio que nunca se calla ella tiene la capacidad de grabar todo lo que ve oye y entiende desde que estamos incluso en el vientre, manda palabras, imágenes, recuerdos, suposiciones, y como está en un constante chismorreo, nosotros creemos que somos ella, y la mente nos enseña a estar alertas, y generalmente a ver afuera de nosotros, porque creemos que es allá donde se alcanza el valor, la validación y el amor.
La meditación es un camino hermoso de Conciencia y autoconocimiento, es esa práctica que te enseña a observar y conocer tu mente, que te enseña a mirar adentro y también te enseña a aceptar la mente como algo más de ti mismo.
Es una práctica de cultivo espiritual, porque cuando aprendes a observar todo: tu mente y tu cuerpo permitiendo que todo fluya, sin pelear ni resistir, sin esconder ni contener; sino aceptando, reconociendo y admitiendo lo que hay, sin cambiar ni analizar, sino viendo cómo un simple espectador que ve una película de cine, comienzas a experimentar ese valor interior infinito que te hace ser merecedor del amor y el valor por el simple hecho de estar acá.
¿Y qué puede haber más liberador que eso?
Así como es la flor, el árbol o el bebe en tu vientre, la meditación te permite conocer la grandeza de tu ser, te enseña a confiar que esa fuerza superior te sostiene, encuentras la divinidad en ti y no lejos de ti.
Te das cuenta que el amor siempre ha estado ahí, al igual que el valor. Está en ti aprender a observar, desmitificar todo eso que te han enseñado que es valioso e importante para darte cuenta y reconocer que no eres esa mente, que no eres ese cuerpo, que eres solo tú, no importa cómo ni dónde: solo tú.
Te invito a que hagas una meditación para observarte a ti mismo, te verás con amor compasión e indulgencia dándote permiso de sentir amor por ti mismx. Para acceder a la meditación da click ACÁ